![]() Le Voyeur by Victor Alexandre Un escritor es un mirón. Eso es así. TIENE que ser así. Una persona que escribe está obligada a observar a los otros. Tiene que tener en la retina (y en la memoria) un rimero de gestos, de reacciones, de tonos de voz. Escritoras y escritores son, por naturaleza, fisgones, indiscretos, entrometidos. Miran a ese chico que se mesa el cabello sentado en unas escaleras; olisquean en la discusión de una madre con su hija; meten las narices en una puerta entreabierta para ver qué se cuece dentro. No queda otra. No, queridas lectoras, queridos lectores. No me malinterpreteis. No hablo de ser un chismoso; tampoco un voyeur en el sentido sexual del término… Hablo de que nuestro campo de estudio es la vida diaria, de que bebemos de los espacios, los tiempos y los personajes del teatro vital. Y los cogemos, los tamizamos, los retorcemos, los hacemos nuestros, y hasta le damos una vuelta de tuerca… Algo así hago en el relatoPájaros. Un ornitólogo que observa a las aves comienza a observar también a los vecinos. Hasta que lo descubren. Y entonces, en ese instante, en ese preciso momento, Miguel de la Mota descubre que, sin esperarlo, pasa él a ser el observado. |
2 comentarios
Me gustan los giros inesperados y el cambio de roles: de observar a ser observado. Porque así es la vida…
Pues entonces casi seguro que te gustará Pájaros (es el último del libro). Ya me contarás. ¡Gracias por el comentario! 😉