Cuando lo españoles decimos «esto es lo que hay», late en esa declaración nuestra intención de excusarnos, de repartir con otros la responsabilidad de algo mal hecho («compartir el marrón», diría un castizo) o, si acaso, defender nuestro orgullo ante los demás, haciéndoles ver que las cosas son así, que se tienen que aguantar, que somos de una determinada manera. Que agüita. Que eso es lo que hay, vamos.
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