Seguro que cualquiera de las personas que me leéis habéis tenido que dirigiros alguna vez a un Centro de Atención al Cliente de un producto o un servicio. Es, casi siempre, una experiencia cabreante, y uno no sabe muy bien cuál es la estrategia correcta que debe seguir en la primera llamada. ¿Sacamos los carros de combate desde el principio o ponemos voz de corderito degollao? ¿Grabamos la conversación? (¿Vale para algo hacerlo, por cierto, alguien lo sabe?).
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