Llevo escuchando que la prensa escrita está muerta por lo menos 20 años. No os lo vais a creer, pero la primera vez que tengo conciencia de una visión apocalíptica sobre este asunto fue con la llegada del teletexto. Sí, lo digo en serio: con la llegada del teletexto.
Yo era muy joven (lo prometo). Escuché cómo algún agorero encendió la mecha en algún programa de radio y vaticinó que la inmediatez de esa nueva herramienta de comunicación (sic) iba a suponer que las noticias de la prensa del día siguiente quedaran obsoletas, viejas, caducas, trasnochadas. ¿Os suenan los argumentos?
Obviamente —me avergüenza tener que aclararlo— la prensa escrita no murió con el teletexto, pero lo cierto es que a día de hoy está herida de muerte. Lo está porque en un país como el nuestro, con índices de lectura de periódicos estancados desde los años 70 del siglo XX, la consolidación de Internet, los teléfonos inteligentes o los boletines de noticias en tu correo, necesariamente ha de estarlo. Lo está porque es el signo de los tiempos, y cualquier nostalgia de un tiempo pasado mejor acaba generando frustración y desesperanza.
Yo, que era de comprar varios periódicos y leerlos tranquilamente el fin de semana, llevo años sin hacerlo. Para ser justo, tampoco paso en los diarios en Internet el tiempo que pasaba leyendo en papel. Las aplicaciones móviles de las distintas empresas de comunicación son interesantes, pero uno no dedica dos horas del domingo a leer la prensa en el móvil.
Conclusión: necesito otra cosa. Ante el fin de los periódicos (que no van a morir, estoy seguro, se van a reinventar, pero no serán lo que son hoy) necesito algo que me permita pasar mis dos horas del domingo removiendo mi café humeante, huir de la vorágine de la semana disfrutando de una lectura pausada, placentera.
Obviamente —me avergüenza tener que aclararlo— la prensa escrita no murió con el teletexto, pero lo cierto es que a día de hoy está herida de muerte Clic para tuitearNo sé qué es, pero está claro que debe ser digital. No sé qué es, pero ha de estar pensado para un formato cómodo de lectura, una tablet, por ejemplo, y no me sirve con adaptar la aplicación del teléfono. No sé qué es, pero me debe permitir controlar una lectura secuencial (clásica, si queréis llamarlo así), porque el hipertexto, con todas sus ventajas, provoca una lectura fragmentada (a lo mejor un control podría activar o desactivar enlaces y saltos a otros lugares a voluntad…). No sé qué es, pero la tecnología debe permitirme conmutar mi dispositivo a un modo lectura que no fatigue, que no canse la vista: un ebook pero no tan simple como un ebook, no sé si me explico.
No sé qué es, pero ante el fin de los periódicos, yo necesito otra cosa.
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