Cuenta Elvira Lindo que desde niña está entrenada para atender a conversaciones que no le interesan. A ejercitar la paciencia para escuchar sin protestar, asistiendo con abulia —pero sin queja—, por ejemplo, a profundas disquisiciones futbolísticas.
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opinión
Hace una barbaridad de años —yo era apenas un proyecto de adolescente— mi madre me trajo de Londres un chándal que había comprado para mí en Harrods. Suena megapiji y fashion, pero nada más lejos de la realidad: con los años, supe de las penurias que sufrieron mis padres para…