Esta es una teoría casera, con ninguna base científica, propia de comienzos de verano, colgada de la necesidad de playa y descanso. Eso no quiere decir que, muy probablemente, muchos de quienes me leéis no vayáis a estar de acuerdo conmigo: «Las personas son como los pokemon: unas evolucionan y otras no».
Tag