«Se puede disfrutar un día de la Yerbabuena y otro escuchar a Beyoncé»
Luis Ybarra (Sevilla, 1996) llegó al flamenco él solito: no tiene un padre cantaor ni una madre bailaora o viceversa. A Camarón lo descubrió en Londres, escuchando un concierto del más grande en su portátil de estudiante de Comunicación en la Universidad Loyola Andalucía. Intentó cantar, pero asegura que no tiene condiciones. Habría que escucharlo. Así que se decidió a aprender el arte, a empaparse de mucho flamenco y, recientemente, se ha aventurado a escribir un libro publicado por Almuzara en el que hace un recorrido por la vida y anécdotas de 31 artistas. En este libro, «Grandes del flamenco», charla con estrellas como José Mercé o Matilde Coral, pero también con periodistas especializados y con familiares. Un magnífico documento sobre figuras imprescindibles de nuestra música, desde Paco de Lucía hasta El Pele, que fue telonero de Prince y de David Bowie.
—No tengo ni idea del flamenco, pero sí mucho respeto y una enorme curiosidad. ¿Puedes ayudarme a comprenderlo mejor?
El flamenco es un detalle, un momento de lucidez en el artista que cautiva a cualquiera. Para conocerlo hay que ir a verlo y escucharlo en vivo, porque la fuerza expresiva que tiene el flamenco en el directo no la tienen otras músicas. Ese momento puede venir en un giro en la voz del cantaor, un quejío que dura un segundo y se recuerda siempre, el vuelo de la mano de una determinada bailaora, un movimiento de cintura, el pulgar de un guitarrista… Momentos que merecen más la pena que todo un recital.