El problema que tenemos a veces con las palabras es que puede que se hinchen sin nosotros darnos cuenta, que cojan volumen y acaben significando algo demasiado grande, inabarcable.
La palabra «proyecto» es de estas.
Piénsalo: «Tengo un proyecto». Dilo en voz alta. Imagínate pronunciando cada letra, muy ufano. «Un proyecto, un proyecto…», resuena en el espacio. Quien escucha o lee esto imagina algo gordo, macanudo, complejo, grande.
Yo vengo a pinchar el globo: para GTD, para la productividad personal, un proyecto es algo que tiene más de una acción. Punto pelota.