No descubro América ni ningún otro continente si afirmo que lo que somos, lo que nos hace así y no de otra forma, es un cóctel en el que se mezcla nuestro material genético con las influencias de nuestros padres, amigos, profesoras y profesores…, así como de nuestras propias experiencias vitales.
Claro, ignoramos las proporciones de cada ingrediente y, aunque conozcamos cada uno de ellos, no se puede prever cómo acabará siendo una persona porque, afortunadamente, no tenemos la receta de la mezcla con las cantidades exactas.