Tras la sonrisa afable de Fred West, un conductor de una furgoneta de helados en Reino Unido, se escondía un cruel asesino. En Estados Unidos, allá por los 80, el Carnicero de Milwaukee mató a 20 personas (y se comió a algunas de ellas). Era, parece innecesario decirlo, carnicero de profesión. También en los Estados Unidos, pero treinta años antes, a Nannie Doss se la conoció como «la abuela risitas» por su costumbre de reírse mientras hablaba de sus crímenes. Mató a 11 personas: cinco maridos, dos hijos, su madre, su hermana, un nieto y una de sus suegras. Su rostro risueño invitaba a la confianza.
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