«Es una locura que un libro electrónico cueste más de 9,90»
Sara Rodríguez nació en Madrid en 1991, aunque solo por «cuestiones logísticas». En realidad es de Puebla de Sanabria (Zamora). Es periodista y lectora-amante de los libros. Lo sé porque le di clase en la universidad, y ya entonces leía mucho y —no puede ser de otra forma— escribía magníficamente. Así que no es extraño que ahora trabaje en la editorial Turner, una editorial especializada en ensayo divulgativo. Y qué feliz coincidencia que, más de siete años después, nos hayamos vuelto a reunir para hablar de libros.
—¿Por qué no hay un Spotify o un Apple Music de libros? Presupongo que es una cuestión de derechos, pero —pienso como lector— yo pagaría 9,99 al mes si en mi plataforma de libros lo tuviera todo, igual que tengo los Beatles y los Rolling.
Bueno, sí hay un Spotify de los libros: Nubico, Kindle Unlimited, 24Symbols… Todos ellos son plataformas de suscripción que te dan acceso a miles de libros.
La gran diferencia es que la mayoría de los ingresos de los músicos no vienen de sus discos ni descargas, y tampoco de las plataformas de streaming, que lo que les dan es bastante ridículo por cada escucha. El dinero de verdad lo ganan con conciertos. En los libros no podemos hacer eso, nuestros únicos ingresos vienen de la venta de libros. Si a mí me dieran por cada lectura 4 céntimos, nunca podría llegar a publicar un libro, jamás cubriría los costes. Por eso los libros que hay en esas plataformas de suscripción son limitados.
—Entonces mi sueño de tener a Rowling, Dueñas o el último Nobel en el mismo sitio no se va a hacer realidad…
No, y dudo mucho que llegue a existir alguna vez. El precio por una plataforma así tendría que ser altísimo para que a los editores nos interesase. De hecho, es raro poner una novedad en una suscripción, sueles esperar 4 o 6 meses. Rowling o Reverte, por poner dos ejemplos, se lo pueden permitir, van a seguir vendiendo, pero ¿los demás? Económicamente es inviable.
—Yo leo en papel y leo en digital. Uno de los problemas que percibo tiene que ver con el escaso cuidado de la edición digital. Es texto dividido en capítulos. Punto.
Si está dividido en capítulos y puedes navegar por ellos sin tener que ir página a página, ya hemos ganado mucho…
Fuera de bromas, es muy difícil asemejar un libro en papel a uno en digital. Los lectores digitales (Kindle, Tagus…) tienen muy poca variedad de tipografía, no leen la que pueda poner la editorial. Diferencian entre cursiva, negrita y redonda; y poco más. Si lo ves en pantalla de ordenador, puede quedar más bonito. Recuerdo un libro juvenil que hicimos en Turner, a cada inicio de capítulo usábamos una tipografía que eran mariposas. En el libro impreso quedaba precioso, al pasarlo a digital… Bueno, no se veía en los lectores, salía un recuadro negro.
Por eso el papel no morirá, el digital está bien para ir en el metro o cuando tienes un viaje y no quieres ocupar espacio. Pero esas ediciones tan cuidadas, con sus cintillos, el libro cosido, el tacto del papel… Es otra cosa.
Dudo mucho que alguna vez exista un Spotify de los libros con todos los títulos
—Cómo es posible que algunos libros digitales cuesten casi lo mismo que su versión en papel. ¿Cuál es el misterio?
Hay varias posibilidades. Lo que sucedía, sobre todo al principio, es que cuando firmabas el contrato con la agencia, el autor te exigía que el digital no costase equis menos de lo que costaba el papel, porque cobraba derechos y, claro, si el libro costaba menos, ellos cobraban menos. Esto ya no es tan frecuente, porque todo el mundo ha visto que son públicos distintos, sí, hay una pequeña parte que son públicos de ambos, pero esos si lo quieren en papel no mirarán el precio, y si lo quieren en digital lo mismo. No es tanto un tema de precio como del formato que quieras para cada cosa.
La otra explicación para ese precio abusivo es que las editoriales tienen precios estándar (por ejemplo: mis novedades valen 11,50, todas ellas) y, a veces, tienen mucho morro y piensan: «Si me lo van a comprar igual, pues así gano más».
Yo creo que un libro electrónico nunca debe costar más del 50 % de lo que cuesta el papel. Si tengo un libro de 20 euros no le puedo poner 16 en digital, subirlo de 9,90 es una locura y lo ideal serían unos 6 o 7 euros para un ensayo y no subir de los 6 en un juvenil, por ejemplo.
—¿Tienen los autores y las autoras algún control de la edición digital de su obra?
Si es un autor extranjero… lo tiene difícil. Lo que haya pactado su agencia. Hay algunos que exigen ver el libro y la cubierta antes de publicar, pero la mayoría se desentienden.
Un autor español está muy metido en todo el proceso, pero es cierto que más en el papel que en el digital. Para la mayoría, el digital es algo accesorio, y como el texto es el mismo, apenas se preocupan.
El porcentaje que se llevan suele ser más alto en digital y, como mínimo, el mismo que en papel, pero los ingresos que se reciben son menos.
—¿Crees que las librerías participarán en el futuro de alguna forma de lo digital? ¿Podrían ser también punto de venta y recomendación como lo son ahora para los libros en papel?
Buff, esa es la gran pregunta de la que todos los que trabajamos en el mundo editorial queremos tener respuesta. Se intentó con La central, pero lo quitaron al cabo de un tiempo, supongo que no les fue muy bien. En una semana se celebra el Congreso de Librerías organizado por CEGAL. Ahí se supone que hablarán de las novedades que se van a incorporar a todostuslibros.com que, la verdad, es una herramienta super útil que la mayoría de la gente no conoce. Tú quieres un libro y no sabes dónde encontrarlo, entras en esa página, pones el título y te dice en qué librerías está. Es maravilloso. Cierto que no están todas las librerías de España, pero hay un buen número de ellas.
El caso es que esta web tiene también su hermana digital: todostusebooks.com. Ojalá una de estas nuevas opciones haga que las librerías puedan sumarse a la venta digital. Las necesitamos mucho.
—¿Son las distribuidoras tan malotas como parecen?
Jajajaja, no, para nada.
Recuerdo cuando estudié el curso de edición que cada vez que venía un profesional del sector te ponías de su parte. Venía un editor y pensabas: «¡Qué jetas los libreros y distribuidores, que se quedan entre el 55 y el 60 %! Pobres editores que con ese 35 % (entre el 8 % y el 10 % va para el autor) tienen que pagar todo y son los que asumen el riesgo».
Pero luego venía al curso un librero y te enterabas de que ellos, en realidad, se quedan con entre un 20 % y un 30 %, dependiendo de su fuerza a la hora de negociar. Y ya te daban más penita. El malo era, sin duda, el distribuidor.
Lo que pasa es que después escuchabas la otra versión. Sí, la distribuidora se queda casi un 30 %, pero si el librero no paga son ellos quienes asumen el riesgo. El transporte también lo pagan ellos, tanto para entregar los libros como para cuando se los devuelven.
—Y con el precio de un libro no se puede maniobrar mucho.
El precio del libro (salvo los escolares) es fijo. Lo marca siempre el editor y, como mucho, te pueden hacer un 5 % de descuento salvo en ocasiones especiales como San Jordi o la Feria del Libro. No vayas buscando de librería en librería, vale siempre igual. Y si no, están incumpliendo la ley.
Sí, la ley del libro nos protege bastante, pero tiene una cosa que todos consideramos injusta. Una librería decide comprar 10 libros del último título que has publicado, pero si no los vende los puede devolver y se les devuelve el dinero. Eso es razonable. Lo que es bastante injusto es que no hay límite para esa devolución. Nuestra editorial tiene 50 años (¡estamos de aniversario!); pues bien, una librería podría rebuscar entre sus estantes y si tiene un libro nuestro de hace 27 podría devolverlo.
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