
Ella quiere aumentar la familia, pero yo no me atrevo a contarle que me hice la vasectomía en la clínica del doctor Quong, un chino sonriente que no habla una sola palabra de español.
Anoche, sin ir más lejos, volvió a intentarlo. Deslizó su mano caliente entre las sábanas y la puso en mi entrepierna para conseguir una erección rápida. Como vio que sonreía, se animó a utilizar sus labios húmedos, voluminosos. Mi carcajada espoleó su deseo. Desnuda, se puso sobre mí a horcajadas, con su melena haciéndome cosquillas en el pecho.
Me sorprendí gritando de placer en un idioma extraño