Una de las cosas más curiosas de mi visita al Hotel de Londres y de Inglaterra en San Sebastián para reconocer uno de los escenarios de la novela que estoy escribiendo es que allí se alojó la espía/bailarina Mata Hari. Esta mujer, asesinada por un pelotón de fusilamiento por, supuestamente, ser espía doble durante la Primera Guerra Mundial, ocupó una habitación del hotel. Un siglo después, la mejor suite del hotel lleva su nombre.
No es de extrañar que el personaje haya sido objeto privilegiado de la ficción literaria y cinematográfica: los pocos datos reales que se conocen de su vida (la mayoría de los que se dan por ciertos son hipótesis y fabulaciones, hay que decir que muchas veces un poquito androcéntricas) y su trágica muerte son, sin duda alguna, materia prima para cualquier historia.
La leyenda de Mata Hari en San Sebastián
Cuenta la leyenda que la habitación que ocupaba Mata Hari en el Hotel de Londres y de Inglaterra en San Sebastián era la suite que hora lleva su nombre porque tiene dos vistas magníficas: una al actual ayuntamiento, el antiguo casino, en el que la espía de origen holandés hacía parte de su trabajo. La otra, a la playa de la Concha, a la bahía, que le servía de relax y solaz tras un agitado día.
En estos momentos en los que estoy pergeñando he terminado el primer penúltimo capítulo de la novela, he decidido no utilizar ni a Mata Hari ni la habitación del hotel con su nombre. La razón es que mi trama va por otro lado (se desarrolla en parte en otra magnífica habitación del hotel, la 707) y que, probablemente, cualquier referencia que haga a “ojo del día” (esto significa Mata Hari en malayo) desvíe la atención de unos “simples” pasajeros de un tren de lujo que comienzan su historia en un hotel maravilloso de San Sebastián.