La mujer que veis en la fotografía es María Isabel de Braganza. Fue la segunda mujer de Fernando VII (y su sobrina). Aunque parezca mayor para nuestros cánones estéticos, murió muy jovencita, con apenas 21 años.
Si la traigo hoy aquí es porque fue la más importante impulsora del Museo del Prado, inaugurado en 1819.
La idea del museo no fue de María Isabel, pero ella la rescató al encontrar unos documentos de Carlos III, abuelo de su marido, Fernando VII. Parece que la segunda esposa de Fernando VII fue una mujer culta, aficionada al arte.
El Museo Real de Pintura y Escultura, que así se llamó en sus inicios, abrió sus puertas un año después de que la reina consorte muriera en su segundo parto, así que, por lo tanto, María Isabel de Braganza nunca lo conoció.
María Isabel de Braganza: cuando tienes un marido gañán
Imagino que María Isabel de Braganza tuvo que sufrir de lo lindo al lado de uno de los reyes más nefastos de nuestra historia, con ninguna inclinación cultural y una escasa catadura moral.

Varias veces traidor a España —como su padre, Carlos IV, se vendió a Napoleón—, conspiró también contra sus padres. De él dejó escrito esto su propia madre:
«Mi hijo es de muy mal corazón, su carácter es sanguinario, jamás ha tenido cariño a su padre y a mí…».
Un angelito.
A esto hay que añadir que a Fernando VII le interesaban más las tabernas que la cultura. Contaba con una gran biblioteca… de la que nunca leyó un libro, pues lo que le gustaba eran las encuadernaciones.
Si os interesa la figura de Fernando VII, os recomiendo un libro muy interesante del profesor Emilio La Parra: Fernando VII: Un rey deseado y detestado. Sobre María Isabel de Braganza, he encontrado una novela —aún no la he leído—: Los espejos de Fernando VII (2001), de María Pilar Queralt del Hierro.
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