I love Dick ha sido una de las revelaciones de la última temporada televisiva. Es comprensible que esto haya sido así: es una serie diferente, de buena factura visual, con buenos actores y actrices. También el planteamiento es interesante, hasta el punto de que algunas críticas han dicho de I love Dick que «reivindica la sexualidad femenina y la visibilización de la mujer en el arte» o que la serie es, directamente, una serie feminista.
Sin quitarle a I love Dick ni uno solo de sus méritos formales y de contenido que, desde luego, los tiene, yo quiero plantear aquí mis dudas sobre esa parte feminista que tan alegremente (desde mi punto de vista) se ha destacado por una parte de la crítica.
Soy muy consciente de que cuando hablamos de productos con intenciones reivindicativas, que dan la vuelta a estereotipos, que presentan personajes femeninos empoderados o muestran temas que habitualmente están ocultos en el audiovisual, nada es perfecto, y todo tiene sus luces y sus sombras. Esto ocurre con series tan interesantes y aprovechables como Orange is the new black, The good wife o Transparent, por poner algunos ejemplos.
Lo que me sucede con I love Dick es que, sin necesidad de hacer una análisis muy sesudo, me surgen un montón de dudas acerca de si lo que estamos viendo no es, en parte, una trampa que esconde una carga sexista mayor de lo que parecía.
En la primera parte hago una sinopsis de la serie y explico su planteamiento, sin spoilers. Después hablaré de cómo son los personajes masculinos y femeninos para poner de relieve que, en mi criterio, no es oro todo lo que reluce.
Sinopsis y planteamiento (sin spoilers)
I love Dick es una serie de 8 capítulos que emite en España Amazon Prime. Los protagonistas son dos buenos actores, muy conocidos por el gran público: Kathryn Hahn y Kevin Bacon.
Así explica la página de Sensacine cuál es la trama de I love Dick:
La trama se sitúa en la colorida comunidad de Marfa, en Texas. Allí, una pareja casada (Chris y Sylvere) conoce a un carismático profesor llamado Dick y, casi sin darse cuenta, comienzan a sentir curiosidad por él, sobre todo Chris. La joven decide intentar seducirle con la ayuda de su marido, pero Dick no la hace caso ni responde a sus cartas. Es a partir de este momento cuando algo en el interior de Chris cambia, y lo que empezó como atracción se convierte en obsesión.
Una de las claves de la serie es que la protagonista, Chris, comienza a escribir una serie de cartas «encendidas» a Dick, que se convierte así, sin saberlo, en su musa. Este es, sin duda, un planteamiento interesante y novedoso: la musa no es una mujer sino un varón, y el origen de la inspiración es un deseo sexual primario, descarnado.
Las mujeres en I love Dick (spoilers)
La protagonista es Chris (Kathryn Hahn). Desde el inicio nos dejan muy claro que es una mierda de artista: una cineasta pésima, con un rollo intelectual insoportable. Además, se nos insinúa que es un sucedáneo de su marido, que ella está a la sombra de él (de hecho, deja todo para seguirle a un pueblo infecto); él es el auténtico intelectual.
Junto a eso, se nos repite por activa y pasiva que está loca y que se deja llevar por sus pasiones (por lo que también es censurada, claro): lleva cinco años sin tener relaciones con su marido, al que sigue a todas partes porque lo admira (eso se dice explícitamente en la serie). Solo retoman el sexo cuando aparece Dick. El marido es consciente de cuál es el origen de esa repentina recuperación de la sexualidad de su mujer, pero lejos de parecerle mal, se aprovecha de ello para su propia satisfacción. Eso sí, hasta que llega el ataque de celos y luego una vuelta de tuerca más: el marido le pide al propio Dick que por favor se acueste con su mujer para que termine la ensoñación y ella se quede «tranquilita» (esto es muy poco igualitario, parece). De fondo, el mismo mensaje tan repetido tantas veces: ella es primaria, casi animal, se deja llevar por las pasiones; él es el intelectual.
Para acabar de rematar la faena, en un episodio aparece otro tópico: la maternidad. Casi sin venir a cuento, nos habla de sus abortos y se desliza que hay algo ahí que, una vez más, trastorna a este personaje.
La manera en que la trata Dick, despreciándola, ridiculizándola y, finalmente y de manera mágica, deseándola (digo «mágica» porque nada ha cambiado en la trama para que él la desee de repente) es curiosa. Ella parece una niña pequeña (aunque pasa los 40) detrás de ese hombre.
Que Dick sea su musa me parece la idea más genial de la serie, aunque a veces en el guion está cogido por los pelos. Las cartas que ella escribe no las valora nadie como obra de arte (ni su marido, ni los vecinos, ni Dick), solo la vecina transexual que las aprovecha en su favor para hacer una representación teatral.
Paula (Lily Mojekwu) dirige la sala de exposiciones que pertenece a Dick. Es un personaje secundario pero interesante. Se nos da a entender que es una mujer culta e inteligente, sensible desde el punto de vista artístico, pero una vez más con un trauma (bastante ridículo): de niña vio el hilo del tampax de su madre. Es también admiradora incondicional de Dick (no como hombre, pero sí de su arte), a pesar de que él la desprecia y ningunea todo el tiempo. Nada de lo que le propone ella le sirve, ni siquiera lo tiene en cuenta, y al final es tratada con una condescendencia patética: cuando el machote se cansa de su propia obra le dice que le regala todo. Y encima ella está agradecida. De flipar.
¿Y qué me decís de la pelirroja, Toby? (India Menuez). Es una gran trampa patriarcal. Parece una liberada, pero en realidad no hace más que alimentar los deseos masculinos de los paletos del pueblo; nada cambia porque ella sea descarada y, supuestamente, libre. Se lo dice a Lola/Devon, que es el mejor personaje de la serie con diferencia: no le interesa el feminismo ni las feministas. Y eso que su padre abusó de ella. Otra mujer de la serie con trauma, aunque, una vez más, el trauma no sirve en la narración para reivindicar o denunciar nada, solo para justificar argumentalmente que el personaje está trastornado por una razón de peso.
Devon/Lola (Roberta Colindrez) es un personaje muy interesante. No queda claro del todo en la serie que sea trans: parece que quiere ser un hombre y los demás lo aceptan bastante bien. Creo que el espectador se queda con ganas de que este personaje tenga más recorrido, más peso.
Los hombres de la serie
Si a todas las mujeres de la serie les sucede algo (tienen un trauma, parece que están locas…) a ellos no les pasa nada de nada: no tienen taras ni tienen traumas y, si los tienen, son de una naturaleza muy diferente a los de ellas.
Dick (Kevin Bacon) es un personaje casi ridículo. Es un artista muy sensible, parece ser, pero nada de esa sensibilidad aparece en la serie más que de forma tangencial. Entiendo que se exagera su rollo macho alfa adrede en la serie, eso lo comprendo, y que se pretende, precisamente, caricaturizar el estereotipo para reírse de él. Pero hay que caer en la cuenta de qué diferencia existe en cómo lo tratan a él narrativamente frente a la protagonista: en algún momento de la serie se habla de su mujer fallecida (su trauma) pero es un dato, junto con el de la sequía artística, que lo enternece, no lo dibuja como un loco, sino como un tipo que, debajo de esa apariencia ruda, tiene un corazón.
Y por fin Sylvere (Griffin Dunne), el marido de Chris, un intelectual respetado y triunfador. Se sugiere un pequeño flirteo con Toby, la pelirroja, (otro lugar común: una joven, pelirroja y guapa que quiere zumbarse al viejo, perdón por la expresión, porque lo admira intelectualmente). A diferencia de lo que sucede con Chris, a Sylvere no le importa nada estar en la Texas profunda y dejar la cosmopolita Nueva York (a la protagonista sí le trastoca la vida). Tampoco a él le sucede nada extraordinario: su único «problema» es que su mujer está loca (eso cree él). Por cierto, le encanta que esté loca para tener sexo con ella y experimentar, pero cuando su locura puede afectarle a él y a su vida ya no le mola tanto. El comportamiento final, cómo la trata y la echa de casa y cómo se relaciona con Dick (¡esa conversación de machitos!) es tremendo.
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