Extraños en un tren es una famosa peli de los años 50 de Alfred Hitchcock, basada en una novela de la excelente escritora norteamericana Patricia Highsmith, en la que dos desconocidos se conocen en un tren. No voy a hablar de la película ni de la novela, pero me parecía una gran metáfora para contaros un nuevo proyecto en el que me acabo de embarcar.
Estoy dándole vueltas a mi primera novela después de la publicación de Hoy no puedo, un libro de relatos. Estoy en una fase muy inicial, quizá la más difícil, en la que uno va teniendo destellos de ideas inconexas que, en algún momento, han de tener relación. Es esta una fase rara, porque uno se sienta durante horas delante del ordenador y, aparentemente, pierde mucho tiempo, ya que apenas se consiguen un par de ideas que a la mañana siguiente no sirven o, en el mejor de los casos, han evolucionado a otras distintas.
Yo soy muy de personajes (ya os conté algo sobre los secundarios). Desde mi punto de vista, las buenas historias tienen, sobre todo, buenos personajes: ricos, contradictorios, pasionales, casi seres vivos. Pues yo empiezo esta novela con cuatro, y los he metido en un tren. Son extraños y, de momento, los estoy dejando interactuar dentro de un tren de largo recorrido. A ver qué sucede. Soy su creador, pero ahora los observo desde lejos. Quiero ver cómo se comportan juntos.
No, no, no he escrito ni una palabra todavía. Ahora estoy en “modo flow“. He descubierto que me funciona bastante bien a la hora de escribir. Consiste en dejar madurar las ideas, dejarlas fluir. Es algo así como montar un gran puzle, pero cada día poner solo unas poquitas piezas. Así, me levanto pronto por la mañana y dedico una horita a pensar sobre las tramas, los personajes, el punto de vista que adoptaré para contar la historia… Todo lo voy colocando en un gran mosaico virtual con un programa que se llama Scapple (acordaros, soy un escritor geek). Después dejo de pensar activamente en ello y hago otras cosas. A lo largo del día me van surgiendo nuevos “brotes“: mientras cocino, cuando salgo a correr (sobre todo cuando salgo a correr) o en la ducha. Al día siguiente voy completando el rompecabezas con nuevas ideas. Y así durante un tiempo.
En el mes de agosto tengo previsto empezar con los primeros borradores (y lo haré con el programa de escritura Scrivener). Parto de un esquema inicial pero, eso ya lo sé, es posible que a la vez que escribo vaya cambiando la estructura de la novela, modificándose las tramas y apareciendo otras nuevas. De momento, he dejado a mis cuatro primeros personajes jugueteando en un tren de largo recorrido.
Son extraños.
Voy a ver qué están haciendo.
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3 comentarios
Ya era hora
¡Qué alegría leer este post! Interesantes programas con los que trabajas.
Vigila a esos cuatro personajes! 😉
Un abrazo, Plaza!
¡Gracias! Cuídame Galicia, aunque pases poco tiempo por alli 😉
Por cierto, mola tu blog. Ya te estoy siguiendo y te recomiendo.
Bss