El día 1 de febrero de 2018 la versión en línea del Diccionario de la Real Academia Española (el DLE) echaba humo. Ese día se produjeron más de 29 000 búsquedas en el diccionario de la palabra «almóndiga».
No tengo ni idea de por qué ese día en concreto tanta gente se preocupó de esa palabra pero, para que os hagáis una idea, en el momento de escribir esto hay registradas casi 250 000 búsquedas en total de la tan traída y llevada «almóndiga».
Tampoco conozco a ciencia cierta las razones del interés, aunque puedo sospecharlas, porque he escuchado reflexiones dispares (y disparatadas) sobre el asunto: que si la RAE es un coladero, que si todo vale, que cómo es posible que se acepte tal vulgarismo…
Probablemente, la mayoría de esas 250 000 búsquedas tenían como objetivo comprobar de primera mano —de primer clic— si los señores de la RAE (digo señores porque señoras hay muy pocas, aunque ese es otro tema), tan serios ellos, tan circunspectos, habían aprobado realmente la «existencia» de esta palabra que a todos nos suena ordinaria, rústica, incluso chabacana.
Y aquí está el quid de lo que quiero tratar hoy: si las palabras «existen o no» o, más en concreto, si es correcto usarlas (o no solo) por el hecho de aparecer (o no) en el diccionario.
Cinco ideas sobre el diccionario y el truco de almóndiga
- El diccionario no es «prescriptivo», es «descriptivo» (ojo, con todas sus imperfecciones, que las tiene). Es un ente vivo que varía con los años. Lo explica muy bien Javier Álvarez en delcastellano.com.
- Que una palabra no aparezca en el diccionario no quiere decir que no exista o que no se deba usar. Hasta hace nada no aparecían las palabras «gominola», «cole» o «DNI» y, of course, esas palabras existían y era perfectamente válido usarlas, aunque no aparecieran…
- Que una palabra aparezca en el diccionario no quiere decir que se deba usar, o al menos no en cualquier contexto. La palabra «almóndiga» (y otras, la mayoría) llevan asociadas etiquetas que nos indican distintos aspectos sobre su uso. Así, si entramos en la voz «almóndiga», veremos esta etiqueta en su única acepción: 1. f. desus. albóndiga. U. c. vulg. En ella se nos indican tres cosas importantes: primero, que es un sustantivo femenino; segundo, que es un término que está en desuso (es decir, que llegó a usarse en textos cultos hace siglos) y por tanto nos remite a la voz preferida, que es «albóndiga»; y tercero y casi lo más trascendente: ¡que su uso se enmarca en un contexto vulgar! Es decir, que no uses «almóndiga».
- Hay palabras que solo se utilizan en una zona de España o de América (porque, no os lo vais a creer, friends, pero el español no es solo de los españoles…). Por ejemplo, en algunos pueblos de mi tierra, Salamanca, se utiliza la palabra «comuelgo» que es una distorsión de «cogüelmo» (el término correcto), que significa «colmo». Que solo se use allá y no en otro sitio no le resta ni un ápice de dignidad.
- El DLE, el Diccionario de la Lengua Española, es el más utilizado, pero no es el único. Existen otros diccionarios que no recogen los mismos términos que el DLE ni los definen de la misma forma.
¡Eh! ¡Si te apetece, deja un comentario! ¡Y si quieres recibir las actualizaciones del blog, suscríbete!